Querida rubia,
Llevamos ya unos meses juntos y sabes que me gusta mucho todo lo que me haces. No tengo ningún tipo de queja sobre tu devoción hacia mi persona, es más valoro enormemente el amor incondicional que me profesáis a todas horas. Pero te escribo estas líneas porque necesito aclarar un par de puntos con el fin de mejorar si cabe, nuestra relación:
1- Mis partes. Pelotitas de amor como tú les llamas. Mamá, son dos cojones como dos melones. Y cada vez que les llamas pelotitas de amor, un macho alfa muere y merma parte de mi personalidad en curso. Por favor, empieza a llamarlos por su nombre: pelotas.
2- Mocos. ¿Tan grave es tener un “maikel” medio asomando por uno de los agujeros de mi nariz? Deja de perseguirme por toda la casa con un tissue amenazante en tu mano. Me das miedo y tengo pesadillas.
3- Comida. Si ves que me pongo de color rojizo azulado con la quincuagésima cucharada de papilla no es que le esté rindiendo homenaje al Barça por ganar la Champions, es que estoy al borde del cólico nefrítico, no me “empapuses”, no moriré de hambre, tranquila.
4- Baño. Me gusta mucho el agua pero quedarse arrugado como una uva pasa y con los dedos blancuzos, no mola nada y me da grima. Con un baño de 15 minutos tengo suficiente, la hora y media restantes te las puedes ahorrar.
5- Ropa. Deja de ponerme 7 modelitos cada día, me tienes hasta las “pelotitas” de andar desnudándome y vistiéndome a cada rato. Una mota de galleta en mi hombro no es motivo de cambio de outfit. Soy un bebé y los bebés nos manchamos. Supéralo.
6- Juegos. Agradezco tu implicación en mi desarrollo cognitivo y psicomotor. Pero deja de meterte en mi parque, pareces un gigante y me aterroriza.
7- Juguetes. ¿Porqué cada día yo dejo mis cosas donde considero que deben estar (sí, debajo del sofá es un buen sitio para guardar 4 chupetes) y al día siguiente me las encuentro metidas en cajas? ¿Me meto yo con tus zapatos? Pos eso. Empecemos a respetar el stuff de cada uno.
8- Papá. No quieras saber todo lo que hablamos papá y yo. Las cosas de hombres se quedan entre hombres. No lo entenderías. Y cuando me zarandea y me tira al aire, no vengas a jodernos el juego porque a tí te asusta. Yo soy valiente y me gusta.
9- Abuelos. Ellos sí me entienden y conectan con mis necesidades. Quiero que me lleves más a su casa, la abuela me deja tocar sus libros y ¿ves como no pasa nada si rompo alguna tapa? Exagerada eres...
10- Descanso. Mirándome como un pasmarote mientras duermo sólo aumentas mis ganas de despertarme de golpe y darte un susto de cojones. Te crees que no te veo, pero te huelo. Deja de observarme mientras duermo, a nadie le gusta dormir con una psicópata acechando a pié de cuna.
11- Mis hits. Cada día aprendo cosas nuevas, soy así de precoz. Pero no pretendas que repita mil veces lo que a ti te apetece enseñarles a tus amigas cuando a ti te sales de las narices. Eres cansina y tus amigas una panda cacatúas que sólo sabe decir palabras que acaban en “ito”.
Yo creo que si respetamos estos pequeños conceptos básicos, nuestra relación rozará la perfección y gozaremos de una infancia (yo) y una maternidad (tú) muy gratificantes.
Se despide atentamente haciendo "diós" con la manita derecha,
Pd: Me encanta gatear y pasar entre tus piernas. Y me importa un pimiento que estés haciendo tus necesidades, si quiero pasar, paso. Asúmelo.